Aunque las ganas se vayan, aunque las fuerzas se agoten, aunque el aliento escasee o los pensamientos nos abrumen hasta el punto de paralizarnos, debemos indagar en lo más profundo del alma, raspar hasta el último aliento y buscar lo que aún nos queda para enfrentar este día.
Porque aunque parezca gris, no hay sombra que resista un rayo de luz. Esa luz, aunque nadie la vea, está en ti, como un tizón de madera a punto de perecer. Puede verse cómo su calor y su luz se extinguen, pero si tan solo lo soplas, le brindas un poco de oxígeno, una oportunidad más, podrías ver cómo se enciende poco a poco, cómo su corazón se aviva, cómo empiezan a salir chispas tímidas de ese trozo de madera que poco a poco se enciende.
No sé cómo estará tu ánimo hoy, si la noche anterior fue larga e incómoda, de esas noches donde no paramos de pensar y el sueño termina por vencernos en medio de lágrimas o sentimientos confusos. Pero hoy, hoy vamos a soplarle al corazón, a las ganas, a las alegrías, y vamos a hacer que se encienda esa lucecita que hay en nosotros. Vamos a poner música que nos alegre, a hablar con ese amigo que siempre nos levanta el ánimo y conectamos con Dios, independientemente de cual sea tu religión. Vamos a dibujar una sonrisa en nuestro rostro, a tomarnos un té, a comer un chocolate y a vestirnos con esa ropa que nos hace sentir cómodos y felices.
Hoy tenemos que hacernos cargo de nosotros mismos. Somos los únicos responsables de levantarnos, sacudirnos y seguir adelante. Limpia tus ojos, despeja el oscuro panorama con el que empezaste el día y comienza a pintar un día diferente, uno que te gustaría recordar al finaliza el dia de hoy. Enciéndete, sopla, reaviva la llama que hay en ti. Sí, entiendo perfectamente, también he estado allí, y sé que no es fácil encontrar ese último residuo de buen ánimo para levantar toda una vida. No es fácil, pero es posible, porque no es la primera ni la última vez que lo vas a lograr.
Hoy es un buen día para encendernos, para alumbrar y para renacer de las cenizas
Show More
Show Less