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Juan David Betancur Fernandez
elnarradororal@gmail.com
Había una vez en la región del Tolima Grande en Colombia un campesino que tenía una esposa muy hermosa con la que tuvo tres hijos. Aquel campesino trabajaba en una hacienda muy grande cuyo dueño era un señor soltero que había vivido siempre y que por azares de la vida no había podido conseguir esposa. El dueño de la hacienda, deseando encontrar una esposa, le pidió a uno de sus vaqueros de confianza que fuera a la quebrada y escogiera a la más bella de las lavandera y le trajera el dato de quien era. El vaquero observó a todas detenidamente y distinguió a la esposa de su compañero y amigo, quien era la más joven y hermosa. Era tan bella que la luz de la luna no se comparaba con su piel y sus ojos eran de un verde esmeralda.. El vaquero regresó y le dio al patrón toda la información sobre la mujer.
Paso el tiempo y Durante una de las "vaquerías", el esposo de la bella mujer se quejó al vaquero de que su esposa estaba fría y menos cariñosa, y que ya no le arreglaba la ropa con el mismo cuidado de antes. Además Vivía de mal genio y nunca quería estar con el. El vaquero, conocedor del secreto, le contó la historia de como el patrón sabía de su mujer y le pidió perdón por llevarle el dato de la mujer a su jefe. El esposo, entristecido y traicionado, agradeció a su compañero por su franqueza y se fue a pensar a solas sobre el asunto.
El esposo planeó una forma de enterarse que estaba realmente sucediendo y le dijo a su esposa que se iba para el pueblo porque su patrón lo mandaba a comprar unos alimentos para los animales y que no regresaría esa noche. Se despidió de ella y de sus hijos, montó su caballo y salió por diversos lugares para matar el tiempo esperando que cayera la noche. Llegó a la cantina y bebió unos tragos de aguardiente. A las nueve de la noche se fue a pie por entre el monte a espiar a su mujer.
A las diez de la noche, la mujer, viendo que su marido no llegaba, salió de su casa y tomo el camino que llevaba a la hacienda del patrón El marido, al ver que la mujer se dirigía por el camino a la casa grande de su jefe, salió de su escondite, llegó a la casa, encontró a los niños dormidos y se acostó. A la madrugada, la mujer infiel llegó tranquila y serena. El esposo le preguntó de dónde venía, y ella le contestó que de lavar unas ropitas. "¿De noche?", dijo su marido yo no te puede creer eso. Sin embargo deseaba confirmar lo que ya sospechaba.
A los pocos días, el esposo inventó otro viaje. Montó su caballo, dio varias vueltas por un potrero y luego lo guardó en una pesebrera vecina. Ya de noche, se escondió en la platanera frente a su casa. Esa noche, la mujer no salió, pero llegó el patrón a visitarla. Cuando el hacendado llegó a la puerta, la mujer salió a recibirlo y se arrojó en sus brazos besándolo y acariciándolo.
El enfurecido esposo, viendo todo, brincó con el machete en alto y, sin dar tiempo al enamorado de librarse del abrazo, le quitó la vida con un solo machetazo. La mujer, horrorizada, quiso huir, pero el marido le dio un tremendo machetazo a la cadera que la dejó sin una pierna. Ambos murieron casi a la misma hora. Al vaquero lo enviaron a la cárcel, pero cuando salió, volvió por sus tres hijos y le prendió fuego a la casa.
En la región esta historia creo mucha preocupación porque se dice que a partir de aquel momento una presencia maligna achecha a aquellos que viajan solos por los bosques y las praderas . Se dice que una mejer con una sola pierna vive entre los matorrales de la selva y en las cumbres de la llanura. Algunos dicen que es una mujer bellísima que llama a los hombres solitarios en el bosque y los atrae para enamorarlos
Sin embargo, avanza hacia la oscuridad de