Jaime Fernández, nos explica en palabras muy cercanas a través de este mensaje una parábola muy conocida, la del hijo prodigo específicamente la actitud del hermano mayor.El hermano mayor no entró a la fiesta porque era demasiado orgulloso. El padre salió a rogarle que entrara, mostrando que incluso él, en su amor y paciencia, perdió su orgullo para insistir en que su otro hijo entrara y compartiera la alegría.

Muchas veces las religiones están llenas de hijos mayores: personas que creen ser perfectas y que no necesitan nada más. Sin darnos cuenta, podemos convertirnos en hijos mayores, viviendo en solemnidad y orgullo en lugar de en alegría.

El hijo mayor, al negarse a entrar, juzgaba a otros, en lugar de aceptar el perdón y la misericordia que el padre les ofrece a todos. Necesitamos aprender a perdonar a nuestros hermanos, a dejar la culpa y el juicio a un lado.

Nuestro Salvador es impresionante. Tantas veces le he servido, y pensamos que por eso podemos sentirnos orgullosos. Sin embargo, la gracia de Dios es inmensamente más grande que cualquier mérito que podamos tener.

El pastor compartió la historia de las ovejas, resaltando la responsabilidad de cuidar del hermano pequeño, de pie y atento, asegurándonos de que vuelva al redil.