La Garita Del Diablo - El Jíbaro Digital - Leyendas y Historias de Puerto Rico
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La Garita del Diablo – Leyenda del Viejo San Juan, Puerto Rico
En el corazón del Viejo San Juan, entre murallas centenarias y el rugir del Atlántico, se encuentra La Garita del Diablo, uno de los rincones más misteriosos y enigmáticos de Puerto Rico.
Hace siglos, un soldado apodado Flor de Azahar desapareció en plena guardia.
Su fusil y uniforme quedaron atrás… pero él jamás volvió a aparecer.
Unos aseguran que el mismísimo diablo lo reclamó. Otros, que huyó con una mujer mestiza para vivir un amor prohibido.
Esta es la historia que ha pasado de generación en generación, una mezcla de misterio, romance y tradición que sigue viva entre las piedras del Castillo San Cristóbal.
Jíbaros y Jíbaras, bienvenidos y bienvenidas a tu podcast favorito… El Jíbaro Digital Podcast.
Soy tu anfitrión, el Jíbaro Digital, y en el capítulo de hoy hablaremos sobre… la leyenda que aún retumba en las murallas del Viejo San Juan… La Garita del Diablo.
Imagina una noche sin luna… apenas unas pocas estrellas asomándose tímidas entre nubes oscuras.
El mar golpea con fuerza las rocas… y el viento salado acaricia las murallas centenarias del castillo San Cristóbal.
En el silencio… solo se escucha el eco de una contraseña militar que ha resonado por siglos:
—¡Centinela, alerta!
—¡Alerta está!
Pero… aquella noche… nadie respondió.
Cuenta la historia que el castillo San Cristóbal, guardián de San Juan contra ataques terrestres, era una fortaleza imponente… con túneles, cañones y garitas vigilando el horizonte.
Y entre ellas… una se ganó un nombre que provoca escalofríos: la garita del diablo.
Dicen que en ese lugar… soldados desaparecían sin dejar rastro.
Uno de ellos fue el soldado Sánchez, apodado Flor de Azahar por la blancura de su piel.
Aquella noche… no respondió al llamado.
Su compañero gritó la contraseña una y otra vez… ¡Centinela, alerta!… pero solo el mar contestó con su rugido.
Al amanecer… la búsqueda comenzó.
Hallaron su fusil, su cartuchera, su uniforme… pero ni rastro de su cuerpo.
El miedo se apoderó de todos… y el rumor creció como fuego: el mismísimo diablo se lo llevó.
Pero… no todos creían en fuerzas oscuras.
Algunos aseguraban que el apuesto soldado había escapado con su amada, una bella mestiza boricua.
Que juntos huyeron bajo el manto de la noche… rumbo a la sierra de Luquillo, donde el amor sería su única ley.
Entonces… ¿qué ocurrió realmente en la garita del diablo?
¿Fue un pacto oscuro con las sombras… o una fuga de amor prohibido?
La verdad… se perdió en el tiempo.
Hoy, si visitas el castillo, sentirás el viento susurrando viejas historias…
y quizá, si te atreves a acercarte a esa garita, escucharás un eco lejano…
—¡Centinela, alerta!
…y nadie respondiendo.
Porque hay leyendas que nunca mueren… y esta, Jíbaros y Jíbaras… seguirá viva mientras las olas besen las murallas de San Juan.