Bienvenido al Podcast “Cuentos con moraleja”. El Podcast en el que te traigo cuentos cortos para que los niños aprendan sobre finanzas, ventas, desarrollo personal, marketing y emprendimiento. Debes poner mucha atención para aprender todo lo posible y poner en práctica lo aprendido hoy mismo.Hoy te traigo el cuento de… La Tienda de Semillas del Colibrí Lila¿Estás preparado? ¿Estás preparada?¡Comenzamos!En un jardín lleno de flores, vivía Lila, un colibrí curioso que volaba rápido pero pensaba despacio. Le encantaban las flores, sí, pero todavía más le gustaba ver a otros pájaros sonreír. Un día, tuvo una idea: abriría una tienda de semillas especiales para que cada nido tuviera su mini jardín.Puso una mesa bajo una buganvilla y, con la ayuda del Caracol Paco, pintó un cartel: “Semillas Ligeras de Lila: planta, riega y sonríe”. Debajo, una promesa clara: “Si no germinan, te devuelvo tus euros o te doy un nuevo paquete. Garantía Alas Tranquilas”.Su abuela, la Colibrí Duna, le regaló cuatro tarros de cristal:- Gastos: para sobres, cuerda, etiquetas y tierra.- Ahorro: para su sueño de comprar una regadera con boquilla fina.- Inversión: para comprar más variedades de semillas y mejorar los sobres.- Compartir: para regalar semillas a quien las necesitara.Lila calculó con calma. Sumó los costes en una hoja de hoja verde (porque a los colibríes les gusta hacer listas en hojas de verdad):—Si el sobre, la cuerda, la etiqueta y la tierra cuestan cuatro euros, y necesito dos euros para reinvertir, cobrando ocho euros ganamos todos —susurró.Llegó el primer cliente, la Tortuga Teo.—Me encantan las flores, pero a veces me salen mal —dijo con timidez.—Te entiendo —respondió Lila—. Tengo un “pack de cata”: tres bolsitas con pocas semillas. Las pruebas, me dices cuál te gusta y te descuento lo que valga si luego compras el paquete grande. Y si algo falla, tienes mi garantía.Teo probó y eligió las campanillas azules. Se fue moviendo lento, pero contento.Después llegó Mono Miki, siempre con prisa.—No tengo tiempo para leer instrucciones.—Perfecto —dijo Lila—. Este es el “Kit Rápido”: semillas, una tarjeta con dibujos paso a paso y un palo que cambia de color cuando la tierra está lista para regar. Plantas en diez minutos, sin palabras complicadas.—Me lo llevo —contestó Miki—. Y prometo regar.El Búho Orión, que enseña por las noches, se detuvo a mirar los precios.—Lila, ¿por qué tus semillas son un poco más caras que otras?Lila respiró y explicó con calma:—Recojo al amanecer para que las semillas estén frescas, las limpio y las clasifico a mano. No mezclo variedades y doy garantía real. Si no germinan, te devuelvo tus euros o te cambio el paquete. Además, por cada tres paquetes, regalo uno a la escuela del bosque. Eso también está incluido en el precio.Para atraer curiosos, Lila inventó el “Minuto Pétalo”: a cierta hora sonaba una campanita de viento y, durante un minuto, la segunda bolsita costaba la mitad. Los colibríes se quedaban volando cerca para no perdérselo. Era divertido y breve, como un guiño.No todo fue perfecto. Un lote de semillas de girasol no brotó. Lila revisó y descubrió que el saco venía con humedad.—Esto es culpa mía por no comprobarlo —dijo en voz alta.Llamó a los clientes, uno por uno. Les ofreció cambio o devolución de euros, y entregó una tarjeta que decía: “Gracias por tu paciencia. Aprendimos y corregimos.” Convirtió un error en confianza.Para premiar a los que volvían, creó el “Pasaporte Pétalo”: cinco sellos y, al final, un sobre sorpresa. También dibujó un mapa de macetas en una pizarra para que cada cliente marcara con una pegatina dónde había plantado. Ver el mapa lleno daba ganas de plantar más.Cierta tarde llovió mucho y nadie salió. Lila, que no se rinde, activó el servicio “Ala a Casa”: entregas a domicilio con paraguas. En dos horas, repartió semillas a los nidos más cercanos. Aprendió que, si el cliente no vuela hasta ti, tú puedes volar hasta el cliente.Se sumó la Mariquita Mara con su arte. Decoraba los sobres con puntitos de colores y escribía el nombre del comprador a mano. El producto era el mismo, pero se sentía especial. Juntas crearon el “Combo Arcoíris”: semillas más sobre personalizado. Compartían las ganancias con una sonrisa.Cuando por fin el tarro de Ahorro se llenó, Lila compró la regadera con boquilla fina. Regaba mejor, desperdiciaba menos agua y las flores lo agradecían. La inversión correcta ahorra tiempo y multiplica sonrisas.Al caer la tarde, Lila colgó un letrero honesto:—Quedan pocas semillas de lavanda. Mañana habrá más. Prioridad para quienes tengan pasaporte sellado.No era trampa, era verdad. La escasez bien contada enseña a organizarse y a respetar el trabajo.Antes de cerrar, Lila escribió una pequeña moraleja en la pizarra:“Promesa clara, precio explicado, garantía valiente, ...
Show More
Show Less