Porque amar no es aferrarse, es dejar que el otro sea libre, y aun así elegir quedarse desde la autenticidad, no desde la necesidad.

Y en ese equilibrio, encontramos lo que realmente es el amor: un espacio donde dos personas se acompañan sin dejar de ser ellas mismas.

Aprender a estar solo es una de las experiencias más valiosas para conectar contigo mismo.

No se trata de aislarte, sino de disfrutar tu propia compañía, conocerte, sanar y descubrir lo que realmente te hace bien.

Estar solo también es una oportunidad para fortalecer tu autoestima y construir una relación más consciente y equilibrada contigo mismo.

La autoestima es la forma en que cada persona se percibe y se valora.

Influye en la manera en que enfrentamos los retos, tomamos decisiones y nos relacionamos con los demás.

Tener una buena autoestima no significa sentirse perfecto, sino reconocerse con amor, aceptar las propias imperfecciones y confiar en las propias capacidades.

Recuerda que no estás sol@ en tu proceso migratorio, aunque así lo parezca.

Cada persona tiene una experiencia que contar y muchas cosas que sanar, hoy vas a escuchar a una persona que también migró y que al igual que tú, tenía miedos y dudas de esa decisión, pero aún así, se arriesgó a empezar de cero y vivir una nueva aventura.

Nadie te dice lo difícil que es empezar de cero y que aunque te vaya bien, hay días en que extrañas tanto… que dudas del proceso.

Migrar no solo es cambiar de país… Es cambiar de piel, de rutinas, de abrazos.

Aprendes a celebrar sol@ y a llorar sin testigos.

Poner límites es reconocer y comunicar hasta dónde estás dispuest@ a llegar emocional, física o mentalmente en tus relaciones o situaciones cotidianas.

Es decirle al mundo: “Esto sí lo acepto, esto no”, sin necesidad de sentir culpa o miedo al rechazo.

Es una forma de autocuidado, no de egoísmo.

Te ayuda a proteger tu energía, tu tiempo y tu bienestar emocional, para poder relacionarte desde el respeto y no desde el sacrificio.

Amor propio es priorizarte.

Es tomar decisiones que te salvan, aunque duelan.

Nos cuesta tanto mirarnos con compasión, porque crecimos pensando que el amor era entrega total hacia los demás, pero rara vez hacia nosotros.

El duelo es un proceso emocional que vivimos cuando enfrentamos una pérdida importante.

No solo hablamos de la muerte de un ser querido; también puede ser el fin de una relación, un cambio de país, la pérdida de un trabajo o incluso dejar atrás una etapa de la vida.