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Nadie podía dar crédito a lo que ocurría aquella mañana en el castillo. Simona abrió la puerta del baño y se encontró ante un paraje paradisíaco con un riachuelo y una impresionante cascada rodeada flores multicolores; Salvador y sus amigos despertaron alarmados por los gruñidos de las fieras, en medio de un intrincado bosque con neblina; Virginia corría por el pasillo con las ropas chamuscadas por una constelación de planetas y una tormenta solar en su recámara;

Cocó recibe una amonestación por su bajo rendimiento en Esgrimagia y Plinia le advierte que deberá esforzarse al máximo para aprobar la materia o de lo contrario, hablará con sus padres. Christian le garantiza a su amigo que podrá vencer al que sea con la espada de Baronte, el famoso asesino de magos y reyes.

Salvador presencia un juicio de fantasmas en el gran salón, en el que Gucci es acusado de cometer un crimen en el Mundo Real. Su sorpresa es mayor cuando llaman a la víctima, y se presenta la figura transparentada de Pepe Belafonte. El juez determina que Gucci irrumpió súbitamente en el hogar del carnicero, asustándolo y espantándolo, a tal punto, que le sobrevino la muerte producto de un infarto fulminante.

La elección del nuevo Guardián de la Línea se ve empañada por una cadena de acontecimientos que se suscitan en la escuela. Un grupo de enmascarados, transforma mágicamente a un maligno rottweiler en Júpiter, y este comienza a mostrar un comportamiento extraño; sus ojos se tornan rojizos y adquieren una expresión maligna, expulsando pulgas nocivas hacia las personas que, al ser tocadas por el Mal, atacan peligrosamente al personal académico.

Boris Hahn sorprende a Urón, el bibliotecario, hincado ante El Bányat de Plata, liberando los sellos que protegen el castillo, y lo increpa duramente, por invocar a las fuerzas enemigas de la Escuela. Seguidamente, se apersonan cuatro encapuchados, supuestamente enviados por el Consejo Superior, pero en realidad son aliados de las fuerzas oscuras que vienen a terminar el trabajo que Urón dejó inconcluso.

La exposición de un gran mago y artista escultor en cera, causa un gran revuelo en el alumnado. El atractivo Leonardo Rossi, un joven de 22 años, egresado de Paracelso, es recibido efusivamente por Lander y Plinia, ignorando que en realidad se trata de un humanoide de cera, una copia perfecta del ex alumno, ya que el verdadero Leonardo Rossi murió al caer accidentalmente dentro de una caldera de cera hirviente.

Salvador y Christian, continúan a expensas de Sarúm, ya muy debilitados y a punto de sucumbir. Héctor y Diego detectan el fuerte zumbido de la piedra y le piden ayuda a Virginia Soler, quien logra salvarlos heroicamente.

La llegada a la escuela de Hazel, una hermosísima niña de 12 años, de ojos azules, con un trenzado en el cabello adornado con pequeñas plumas de colores, vistiendo una túnica indígena americana, causa un gran revuelo en los niños, que no imaginan su verdadero propósito en Paracelso.

Annie es seleccionada para interpretar el himno oficial de Paracelso, con motivo de la celebración de su aniversario. Mientras ensayaba en el piano, inexplicablemente, el pentagrama cambia las notas musicales y ella sin percatarse, comienza a ejecutar la Melodía Romántica de Percy. Marla reconoce la obra compuesta por su padre, e indignada, la acusa de haber robado el pergamino de su recámara. Pero el verdadero trasfondo de todo, es que con El Conjuro de Percy, pueden traer a la vida a cualquier ser de las tinieblas, como es la intención de Lucio en complicidad con Céfora.

Para acabar con los hijos de Alejandro Máximus, Igor le envía a Lucio la “Mosca del Rey Nasú”, cuya leyenda proviene de un rey que colocó una poción mágica en su ponzoña, que hace que su picadura transforme a los individuos en esclavos de su reino.

En ocasión del cumpleaños del director Germán Lander, llega intempestivamente su vieja amiga Eleonora, experta en Artes Mágicas de Antiguas Civilizaciones, en compañía de un niño africano y una niña china, de asombrosas capacidades mágicas.

Determinado a conseguir que Igor Máximus atraviese el umbral de los desencarnados, Lucio trae al mejor diseñador de varitas mágicas de la Uña del Dragón y le ordena fabricar la Vara Zahorí, que abre la puerta de los espectros.

Al llegar a la Escuela de Magia, Salvador y Christian son elogiados por su hazaña, al haber recuperado el Zafiro del Guardián. Sus profesores perciben a un Salvador humilde y afectuoso, muy diferente al arrogante Christian, que se asigna todo el crédito.

Igor Máximus se rebela ante las autoridades de la Escuela de Magia Paracelso. En el violento enfrentamiento, el más grande de todos los magos, Alejandro Máximus muere a manos de su propio hermano. Igor intenta eliminar también a sus hijos, pero es fulminado inexplicablemente por un potentísimo rayo emanado por los niños.

Salvador se topa con un pequeño cangrejito que dice ser la princesa Nazca de Orión, y que su apariencia se debe a un castigo que le impusieron en el Reino de los magos celestes por haber perdido las cinco estrellas del gran poder de Orión; que ha recuperado cuatro y rastreó la quinta en el castillo, rogándole que la ayude a encontrarla antes de que caiga en manos de sus enemigos.

"Mientras yo coloreaba uno de los mandalas relajantes de Amanda, un dragón alado se puso a revolotear por encima de mi cabeza y nada pudo hacer ella por asustarlo, porque consiguió acercarse a mi oído y susurrarme suavemente una verdad absoluta y necesaria para comprender los embustes de la vida".