Todos nos hemos hecho preguntas como: ¿Hacia dónde voy?, ¿Qué estoy haciendo con mi vida?, ¿Qué estoy haciendo aquí? y ¿Por qué Dios me tiene aquí? Más de una vez, en nuestra relación con Dios, nos hemos sentido un poco inseguros de si Él está haciendo las cosas bien para nuestro futuro. Déjame decirte que todo lo que venga de Dios es bueno, a pesar de que no lo parezca. Al final, siempre hace las cosas para bien. Creó el universo, sabe lo que hace con nuestra vida.

Sin propósito, cansado de la rutina y estancados en el mismo punto; son solo algunas de las emociones con las que luchamos en esta nueva vida en Cristo. ¡Alto ahí!, para un momento, respira, inspecciona tu corazón y fortalece tu espíritu, para que puedas romper este ciclo

INVITADO ESPECIAL: DAVID DIAZ

El 10 de abril de 1912, zarpó uno de los navíos más grandes de la historia. Declarado insumergible, el Titanic de 269 metros zarpó de la costa de Southampton, Inglaterra, con rumbo a Nueva York. Con tecnología avanzada, su casco era a prueba de choques y estaba conformado por compartimientos estancos. Cada uno fungía como una capa que protegía a la siguiente en caso de que hubiera una apertura en uno de ellos por un impacto. Lamentablemente, como sabes, el Titanic nunca llegó a su destino. Años más tarde, cuando fue encontrado, se descubrió que solo una de las cuatro capas había sido perforada.

Las áreas de nuestra vida son como capas; cuando una se hunde, es casi seguro que el resto se verán comprometidas. Por eso, lo mejor es entregar cada área de nuestra vida a Dios.

El tema está inspirado en una historia de Instagram que leí alguna vez. Creo que el sentimiento de auto conservación es necesario para vivir, pensar en ti, tus necesidades y tu supervivencia, pero cuando eso domina tu vida, tus decisiones y tus ambiciones, nos convertimos en lo más parecido a un animal guiado por nuestros instintos. Esto es difícil de descubrir incluso en nosotros mismos; es un secreto que solo la crisis puede revelar.

El dolor es incómodo y molesto, pero es necesario para saber que algo está mal en nosotros y que necesita ser tratado. La anestesia permite muchas veces que el proceso de sanación sea más tolerable pero cuando abusamos de ella puede ser la causa que nos lleve a un sufrimiento peor.