• ¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?-8o. Domingo Ordinario
    Feb 25 2025
    “Al agitar el cernidor, aparecen las basuras; en la discusión aparecen los defectos del hombre.” Eclesiástico 27-4 La primera lectura de este octavo domingo del tiempo ordinario hacer referencia a varios tipos de pruebas. La mejor medida del carácter de alguien es ver cómo responde ante las pruebas. Así como al agitar el colador quedan en él las basuras no deseadas, al probar a alguien en su manera de hablar se descubren sus defectos. Nuestras palabras revelan el interior de nuestro corazón, y dejan al descubierto nuestro pensar, o nuestra falta de pensar. Así como el fuego pone a prueba la calidad de la vasija de barro, así el consejo del hombre demuestra su entereza. Finalmente, así como el fruto del árbol revela la calidad del mismo, las acciones del hombre nos dicen si el hombre es malo o bueno. Ya sabemos de parte de Jesucristo su opinión sobre lo que se tiene que hacer con un árbol que no brinda buenos frutos: hay que cortarlo. De la misma manera, Dios cortará de su presencia a aquél que por su maldad no haya dado frutos de conversión. Que Dios nos dé el discernimiento para poder evaluar las palabras y acciones de las personas, para aprender de ellas si son buenas, o llamarlas a la conversión si no llegan a la medida de Dios. ¡Qué bueno es darte gracias, Señor! Salmo – (cf. 91:2a) La gratitud del ser humano es una disposición que agrada a Dios, y este domingo el salmista nos repite este mensaje: “¡Qué bueno es darte gracias, Dios altísimo.” De acuerdo a la introducción al salmo, este himno de agradecimiento es para realizarse durante el sábado, el día original del Señor. El salmista da gracias a Dios en canto, usando instrumentos musicales, buscando la mejor manera de ofrecer su alabanza a Dios. El salmista nos describe la manera en que el justo prospera: alto como una palma, fuerte como un cedro. Así sucede con los que creen en Dios – cada vez se parecen más a Él. En unos versículos no incluidos en la liturgia, el salmista nos describe al malvado también floreciendo, pero no de manera majestuosa como el bueno, sino de una manera burda, como la hierba. Esta hierba solo estorba, erosionando el suelo y trayendo malestar a la tierra. El justo, sin embargo, es fuente de abundante fruto, aun en su vejez, como nos dice el salmista. Que el Señor nos conceda en su gracia el tener siempre una actitud de agradecimiento en nuestro corazón, reconociendo la grandeza de sus obras. “¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?” – 1 Corintios 15:55 La Resurrección de Jesús es el centro de la esperanza cristiana, y san Pablo se ocupó de predicar y explicar su magnitud. En la segunda lectura de los últimos tres domingos la Iglesia nos ha presentado para nuestra reflexión, edificación, y crecimiento en la fe pasajes tomados del capitulo 15 de la Primera Carta a los Corintios. En este capítulo Pablo defiende el evento de la Resurrección como algo comprobable por el hecho del testimonio de los discípulos de Jesús, y muchas personas más. Por eso él, y los demás discípulos predican a Jesús resucitado. En este domingo, su enseñanza sobre la resurrección llega a su cúlmen. La Resurrección implica una transformación. Por la Resurrección de Cristo, el ser humano tiene la esperanza de la vida eterna. La naturaleza humana comparte de la incorruptibilidad de Cristo. La muerte ha sido vencida por Cristo, y no tiene la última palabra sobre nosotros. Esta esperanza nos da el aliento para seguir adelante en la vida, a pesar de toda prueba. Reforzados en la fe, Pablo nos exhorta a estar firmes y siempre progresando en la obra del Señor. Que Dios por su gracia nos conceda el mantenernos seguros en nuestra fe. “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?” – Lucas 6:39 El texto del evangelio de este domingo forma parte del mensaje de las Bienaventuranzas que escuchamos la semana pasada. Como tal, debemos considerarlo como parte de la enseñanzas que Jesús quiere sean formativas para todos aquellos que se decidan a seguirlo. Nosotros que tenemos la gracia de conocer a Jesús, e incluso nos consideramos sus discípulos, estamos llamados a guiar a otros hacia Jesús. La advertencia de Jesús de como un ciego no puede guiar a otro ciego quizás esté ligada a la advertencia que oímos la semana pasada: “no juzgen, y no serán juzgados.” No podemos estar cegados por nuestras propias faltas. Jesús nos dice “¿Cómo es que miras la astilla que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?” El pecado en el que vivimos muchas veces nubla nuestro entendimiento, y no podemos ver la luz que Jesucristo nos da. Hay que pedirle a Dios que purifique nuestro corazón para que podamos ver claramente el camino que Él nos tiene trazado. La siguiente admonición “No está el discípulo por encima del maestro” sería una advertencia de cuidarse de aquellos falsos maestros, que en su vanidad inventan ...
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    16 mins
  • Amen a sus enemigos-7o Domingo Ordinario
    Feb 18 2025
    “El Señor le dará a cada uno según su justicia y su lealtad” – 1 Samuel 26:23 El hombre justo sigue la voluntad de Dios, y el rey David en la primera lectura de este domingo se muestra como alguien que vive y piensa “según el corazón de Dios.” David en este pasaje se niega a tomar la oportunidad de matar a Saúl, aun a pesar de haber sido perseguido sin piedad por él, quien por envidia buscaba matarle. Con esto, David se muestra fiel a las promesas de Dios, y no busca tomar la vida de Saúl, quien aun a pesar de sus faltas, había sido ungido por Dios. David es un hombre de fe y sabe que no le corresponde a él hacer pagar a Saúl por sus acciones, más bien sufre pacientemente sus agravios. Por estas razones David es modelo para nosotros. ¿Cuántas veces nosotros tomamos la oportunidad de tomar ventaja de alguien cuando está en una posición de debilidad? ¿Cuántas veces nos vengamos de los que nos han causado daño? David confía en el Señor y es paciente sabiendo que él le hará justicia. Oremos para Dios nos conceda imitar a David y actuar siempre de acuerdo a su voluntad. “El Señor es compasivo y misericordioso.” – Salmo 102:8a Alabar y bendecir a Dios es un gran privilegio que tenemos nosotros sus criaturas. El bendecir su nombre atrae hacia nosotros la bendición de Dios. Este es uno de los beneficios que Dios nos da, entre los numerosos y grandes beneficios de la creación y la vida que nos da. Dios nos da su bendición, su cuidado, su gracia. Los versículos esocogidos para este domingo enumeran como dones de su bendición el perdón de los pecados, y la restauración a la vida. Entre todos los beneficios con que Dios nos mostró su amor misericordioso están estos dos: el perdón y la vida. Tanto nos amó Dios que nos mandó a su Hijo único para salvarnos. Jesús nació por nosotros, para traernos el perdón y darnos una nueva vida en libertad. Por eso el salmista se desborda de agradecimiento e inspirado por el Espiritu Santo nos deja de manera bellísima la descripción de Dios como “clemente y compasivo, lento a la cólera y lleno de amor.” Que diferente a nosotros, que con frecuencia somos precisamente lo contrario. Llenos de su amor, roguemos para que día a día podamos parecernos más a nuestro Dios misericordioso. El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. – 1 Corintios 15:48 La Resurrección de Jesús es el evento central de nuestra fe. El domingo pasado escuchamos la enseñanza de San Pablo, quien nos dijo: “si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, y vana es su fe” (1 Corintios 15:16). Ahora en la segunda lectura de este domingo, San Pablo nos habla de Adán, el prototipo, y Jesús, el segundo Adán, como el cumplimiento. Somos miembros de la familia humana, y pertenecemos a Adán al nacer, pero espiritualmente hablando, somos de Cristo, pues en él hemos renacido a una nueva vida de gracia por el Bautismo. Si no conocemos a Cristo, nos quedamos con lo de este mundo, con lo que es sólo terrenal. Al conocer a Cristo, tenemos abiertas las puertas del cielo. Jesucristo, nos dice San Pablo, es primogénito en todo. Él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia. Esto significa que al resucitar él, entonces también nosotros resucitaremos. Que quede claro, este argumento no significa que el espíritu es bueno y la carne es mala. Lo que resucita es la carne. El ser humano en su resurrección es restaurado al plan original de Dios. Que Él por su gracia nos guíe a un mejor entendimiento y anhelo de su segunda venida, para vivir siempre en su compañía. Amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odien, – Lucas 6:27b En el evangelio de este domingo Lucas el evangelista nos muestra varias de las enseñanzas de Jesús que demuestran que él no es maestro ordinario, y que va más allá de las enseñanzas de otros. Jesús nos llama a amar, no sólo al que nos ama, sino incluso a nuestros enemigos, buscando hacerle bien a los que nos odian. Jesús nos llama a amar como Dios ama: a todos sin importar lo bueno o malo que sean. Y Jesús también nos enseña a amar como el Padre ama, no a medias, no simplemente sin hacer daño, o por conveniencia, sino deseando el bien para los demás. Esta manera de amar es una enseñanza que haría mucho bien en el mundo. Hace unos cuantos días celebramos en la sociedad el “día del amor y de la amistad” intercambiando dulces, tarjetas y buenos deseos. No que esto sea malo, pero creo que nosotros podemos hacer una contribución más grande para mostrarle al mundo el amor verdadero, el amor que proviene de Dios. Podemos empezar amando y enseñando esta manera de amar a nuestras familias. Podemos enseñar a las parejas jóvenes pensando en casarse que el verdadero amor no es un sentimiento que va y viene, sino que el amor verdadero es una decisión que es reforzada por la gracia de Dios en el sacramento del matrimonio. Que Dios nos ayude y nos guíe a crecer en su amor. ...
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    19 mins
  • La Presentación del Señor
    Jan 30 2025

    La fiesta de la Presentación del Señor celebra la llegada del anhelado salvador y mesías, y su encuentro con dos representantes de los fieles de Israel: Ana y Simeón.

    En la primera lectura el profeta Malaquías anuncia al futuro mensajero que prepararía el camino en anticipación de la llegada de Dios. Esta es una visión que se cumple en la persona de Juan el Bautista, quien fue el precursor de Jesús. En sus comentarios, los Padres de la Iglesia ven en este texto un anuncio tanto de la primera, como de la segunda venida de Jesucristo cuando Malaquías escribe: “¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca?” Con la presentación del Señor se inauguran la etapa de los últimos tiempos, y debemos vivir siempre preparados para su segunda venida en gloria.

    A su debido tiempo Jesús es presentado en el templo, como lo ordenaba la ley. Esto nos apunta hacia su papel como sumo sacerdote, lo cual nos habla la segunda lectura de este domingo. En este pasaje de la Carta a los Hebreos, su autor nos enseña que Jesús tomó nuestra humanidad para ser mediador entre nosotros y Dios, y de esa manera expiar los pecados del pueblo. Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre es el puente entre nosotros y Dios, y puede reparar nuestra relación con Dios que fuera perdida por el pecado. Con su sufrimiento nos ganó la salvación, y hoy su sacrificio de entrega en la cruz nos ha dado la libertad sobre el pecado y sobre la muerte.

    En el evangelio de este domingo vemos el episodio de la Presentación de Jesús en el templo, algo que ocurre en el contexto del ritual de purificación de María después de dar a luz al mesías. De acuerdo con la ley, una mujer que daba a luz a un varón no podía tocar cosas sagradas, o entrar en el templo por 40 días, hasta que ofreciera un sacrificio en Jerusalén. En el templo vienen a su encuentro estas dos figuras de Simeón, y Ana la profetiza, fieles judíos que aguardaban la venida del Mesías. Ante la presencia del salvador de Israel Simeón estalla de júbilo con una oración que la Iglesia repite en su liturgia de las horas y que es un recorrido por los pronunciamientos de los profetas antiguos. Como fue anunciado, Jesús traía la salvación, era luz para los gentiles, y vendría a dividir a la nación, con unos aceptándolo y otros rechazándolo. Roguemos a Dios para que con su gracia nos ayude a reconocer en Jesús nuestra salvación, y nos unamos a su misión de proclamar el Reino de Dios a todos los pueblos.

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    15 mins
  • Hagan lo que Él les diga-2o. Domingo Ordinario
    Jan 16 2025
    “Te llamarán con un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor.” Isaías 62:2c En este domingo retomamos el curso del tiempo ordinario, tiempo de seguir al Señor en el discipulado. La primera lectura de este domingo esta tomada de la última parte del libro del profeta Isaías, parte que fue escrita durante un tiempo de gran esperanza, y de gran frustración con el retorno de los exiliados. La pérdida de la Tierra Prometida fue causa de una gran crisis de fe para el pueblo de Dios. Con el retorno, el profeta puede exclamar: Ya no te llamarán “Abandonada”, ni a tu tierra, “Desolada”; a ti te llamarán “Mi complacencia.” Tenemos que recordad la experiencia del pueblo de Dios, teniendo la certeza en fe de que aun cuando sintamos que Dios no está con nosotros, Él nunca nos abandona y siempre está con nosotros. Así como el cuidado de Dios para su pueblo es expresado en términos esponsales, también así nos ama a cada uno de nosotros, y somos “su complacencia.” Con esta certeza de vivir acompañados y amados por Dios continuamos nuestro peregrinar hasta llegar también nosotros a nuestra Tierra Prometida. “Cantemos la grandeza del Señor.” – Salmo 95:3 Jesús nuestro Señor lo renueva todo. Él puede devolver la vida al moribundo, y restaurar a la gracia al pecador. El salmista este domingo invita a todos los pueblos a proclamar la grandeza del Señor. Nosotros cantamos un cántico nuevo, porque somos un pueblo nuevo, renovado en su amor y su misericordia. Elevamos nuestra voz constantemente, día a día, como nos invita el salmista. Constante es su amor, y constante debe ser nuestra alabanza. Bendecimos su nombre día con día, iluminados con la luz de su gracia que nos trajo en su gloriosa Encarnación. El salmista nos exhorta a traer nuestras ofrendas a Dios en tributo. ¿Qué podemos dar, si no es a nosotros mismos? Nuestra ofrenda es el sacrificio de nuestros propios deseos humanos, que sólo nos separan de Dios, nuestra fuente de vida. Llenos de fe proclamemos a todos con nuestras vidas que Jesucristo es nuestro rey, a quien servimos siguiendo con alegría su palabra. “Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu.” – 1 Corintios 12:4 Nuestro Dios es un Dios lleno de amor para con nosotros. En las lecturas de este domingo vemos que Él nos da todo lo que necesitamos, desde el vino faltante en la boda de Caná, hasta toda clase de dones espirituales para la construcción del reino. Dios se manifiesta en una variedad de formas, pero con una unidad garantizada por el Espíritu Santo. “Hay una diversidad de dones, pero un mismo Espíritu,” nos dice san Pablo en la Primera Carta a los Corintios. Aparentemente este comunidad tenían el problema de dejarse llevar por manifestaciones que se presentaban en el culto a los dioses paganos. La prueba de los verdaderos dones espirituales, es que a través de ellos se bendice el nombre de de Cristo. Por eso justo antes del pasaje de la segunda lectura de este domingo Pablo nos dice: “… nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: ‘¡Maldito sea Jesús!’; y nadie puede decir: ‘¡Jesús es Señor!’ sino movido por el Espíritu Santo (1 Con 12:3). En estos días que entramos en el peregrinar del tiempo ordinario, pidamos a Dios con fe que su Espíritu se derrame sobre nosotros y nos acompañe siempre. “Hagan lo que él les diga.” – Juan 2:5 El pasaje de las bodas de Caná nos ofrece amplia oportunidad para la reflexión. La intervención de nuestra madre ciertamente llama la atención. Alguna vez escuche una homilía donde el sacerdote explicaba que María se da cuenta de la falta de vino, porque seguramente estaba haciendo lo que toda buena madre hace: ayudando en lo que fuera necesario, quizás en la cocina. Cuando salimos de nosotros mismos y nos dedicamos a ayudar a los demás nos damos cuenta de sus necesidades. Enterada del problema, María interviene y le hace saber a su hijo. ¡Nuestra madre María desde siempre intercediendo por sus hijos! Juan el evangelista pone este episodio al principio de su evangelio, y al principio del ministerio de Jesús. Tan temprano es en su ministerio, que Jesús responde a la intervención de María “todavía no ha llegado mi hora.” Hasta ahora Jesús no ha realizado ningún signo, ningún milagro. Los sirvientes obran, no por la iniciativa de Jesús, sino por la palabra de la madre que les dice “hagan lo que él les pida.” María como madre de Dios, y madre nuestra se vuelve nuestra intercesora quien se preocupa de que llenemos las jarras de nuestra necesidad, para que Jesús las convierta en el vino de su gracia que nos salva. Lecturas de Esta Semana: Segundo Domingo Ordinario | USCCB Nuestros otros canales de podcast aquí:https://vayanalmundo.org/red-de-podcasts-vayan-al-mundo/Nuestro canal de videos aquí: https://www.youtube.com/c/InstitutodeFormaciónVayanalMundo/ Toma uno de nuestros cursos, completamente gratis! https://...
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    16 mins
  • Jesus Sana al Sordomudo-23er Domingo Tiempo Ordinario
    Sep 4 2024
    12 mins
  • Su corazón está lejos de mi-22o Domingo Ordinario
    Aug 27 2024
    “… escucha los preceptos y las normas que yo les enseño, para que las pongan en práctica.” -Deuteronomio 4:1a En la historia del pueblo de Dios, la entrega de la Ley a Moisés es un evento fundacional. La Ley es guía segura de vida, los constituye como nación, y seguirla es expresión de fidelidad a Dios. Seguir la Ley es requisito para entrar y tomar posesión de la Tierra Prometida. Moisés los exhorta a seguir la Ley, porque esto servirá de modelo para otras naciones. Esto nos habla de la misión de Israel de ser “luz de las naciones,” que a través de Israel todos los pueblos conocieran a Dios. Todo esto lo podemos ver como un anticipo de lo que vino a realizar Jesús. Él, como Moisés, nos viene a traer la ley, pero una ley de amor que sería grabada en nuestros corazones. Nosotros también estamos llamados a ser fieles a su ley, para que a través de nosotros otros conozcan a Dios. El seguimiento de la ley expresada en los mandamientos de Dios no es algo que hacemos ciegamente, de manera legalista, sino con sabiduría e inteligencia, como leemos aquí en el libro del Deuteronomio. Oremos a Dios para que las prácticas exteriores de nuestra fe correspondan al deseo interior de nuestro corazón “¿Quién será grato a tus ojos, Señor?” – Salmo 14:1a Las lecturas de este domingo nos hablan de lo que constituye una fe verdadera, un genuino sentimiento religioso. No se trata de ciegamente seguir los preceptos, sino hacerlo con sabiduría, como nos habla la lectura del Deuteronomio. No se trata únicamente de seguir reglas de purificación externa, como creían los fariseos en tiempos de Jesús. Como nos dice la segunda lectura del apóstol Santiago “la religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.” Ahora el salmista también se agrega a este coro de voces, proclamando que la persona grata a los ojos de Dios es la que actúa honrada y justamente, la que actúa sinceramente, la que no le hace daño a nadie. El salmista nos recuerda que la verdadera fidelidad a Dios se vive amando a nuestros hermanos, y no solamente en un ciego seguimiento de preceptos religiosos. Lo que tenemos en el interior de nuestro corazón desemboca en nuestras acciones. Para no caer en una hipocresía nuestras acciones de culto externo deben de ser congruentes con el contenido de nuestro corazón. Que el Señor Dios, creador nuestro, crea en nosotros unos corazones nuevos que le amen a Él, amándolo en los más necesitados. “Pongan por obra la palabra y no se contenten sólo con oírla.” – Santiago 1:22 En este vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario comenzamos a realizar en la liturgia una lectura de cinco semanas consecutivas de la Carta del Apóstol Santiago. Esta carta contiene abundante enseñanza moral, y en el pasaje de este domingo nos exhorta a desechar toda inmundicia y todo mal, y a estar abiertos a recibir la palabra de Dios en nuestros corazones. Un tema que une las lecturas de este domingo es el de prevenir la hipocresía, la falsa religiosidad. Aquí, el apóstol nos exhorta a no sólo escuchar la palabra, sino a ponerla en acción también. En unión con el mensaje de la primera lectura, y del evangelio, Santiago nos enseña que la verdadera religión consiste no sólo en oír la palabra; no basta con seguir los preceptos al pie de la letra. La verdadera religión, de acuerdo a Santiago, consiste en visitar a los huérfanos y en ayudar a las viudas. Estos dos grupos representan en la Biblia a todos los más débiles y desamparados. Que Dios purifique nuestro corazón de todo lo que lo separa de Él, para que nuestro amor a Dios nos lleve a amar y a ayudar a los más necesitados. “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarlo; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre” – Marcos 7:15 Hasta cierto punto es fácil de entender la insistencia que los fariseos tenían en un estricto seguimiento de la ley. Después de todo, en su reflexión teológica sobre los hechos, había sido precisamente la infidelidad a la ley lo que había causado los catastróficos eventos del destierro, y la perdida de la Tierra Prometida. Lo que es más difícil comprender para nuestras sensibilidades modernas es que los fariseos quisieran matar a Jesús por su percibida desobediencia de la ley. En el evangelio de este domingo vemos la corrección de Jesús: “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarlo; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre” (Marcos 7:15). No es el cómo, o lo que come una persona lo que causa la impureza, sino lo que viene de adentro de las profundidades de su corazón. Después de la Resurrección de Jesús, Pedro es guiado en una visión a no considerar ningún alimento impuro, reiterando esta enseñanza de Jesús. Oremos a Dios esta semana, para que su gracia continúe purificando nuestro ...
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    16 mins
  • Se volvieron atrás y ya no andaban con él-21o. Domingo Ordinario
    Aug 20 2024
    “Yo y mi casa serviremos al Señor.” – Josué 24:15 La primera lectura de este domingo nos ofrece un recuerdo de la renovación de la alianza que pactó Dios con su pueblo. El pasaje que nos ofrece la liturgia viene hacia el final del libro de Josué, después de todos los eventos del arribo a la Tierra Prometida, con su conquista, y finalmente la repartición del territorio entre las tribus de Israel. Con esto se finaliza la historia de la liberación del pueblo de Dios que había comenzado en con el éxodo. Josué le recuerda al pueblo las obras de Dios, desde el llamado de Abraham, hasta la llegada a la Tierra Prometida. Dios se ha mostrado un Dios fiel, y ha cumplido sus promesas. Su brazo poderoso se ha desplegado para traerles la salvación. Ahora viene el momento de decisión: habiendo presenciado estas obras, ¿van a seguir al Señor Dios, o se volverán a sus dioses antiguos? Josué pone el ejemplo: “Yo y mi casa seguiremos al Señor.” Esta decisión también se nos presenta a nosotros el día de hoy. ¿Seguiremos al Dios verdadero, o al dios de la fama, del poder y del dinero? También nosotros hemos presenciado su poder y sus grandes obras, Que el Señor nos conceda la fe de afirmar con su pueblo “nosotros también serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios.” “Sean sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.” – Efesios 5:21 La sensibilidad moderna se ve ofendida ante la enseñanza de Pablo en su Carta a los Efesios que la mujer debe someterse a su marido. Es aparente que los ofendidos no han leído del todo bien este pasaje. La sumisión es mutua, y está basada en el temor de Cristo. Ante la distorsión entre la relación entre el hombre y la mujer que existía entonces, y continua existiendo hoy, San Pablo nos ofrece una visión diferente: la unión matrimonial entre el hombre y la mujer es imagen de la unión entre Dios y su Iglesia. La mujer es sumisa al hombre, como la Iglesia se somete a Dios. El hombre se somete a la mujer como Cristo se entregó en la cruz por su Iglesia. Desde tiempos de los profetas se comienza a desarrollar esta visión del matrimonio, con el amor entre los esposos como lo más cercano que hay en la tierra al amor que Dios nos tiene. Que Dios bendiga hoy y siempre a todos los matrimonios para que siguiendo fielmente las enseñanzas de Cristo se vuelvan imágenes verdaderas de su amor y sean modelos dignos de imitar. Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? En este vigésimo primer domingo del tiempo ordinario, continuamos escuchando en el evangelio la enseñanza eucarística de Jesús en el sexto capítulo del Evangelio de Juan. En esta ocasión vemos la triste respuesta de muchos de los discípulos de Jesús: lo abandonan al no entender el significado de su enseñanza. En realidad es difícil comprender lo que nos ha estado enseñando Jesús sin la luz que nos da la fe. “Yo soy el pan bajado del cielo.” “Deben de comer de mi cuerpo y beber de mi sangre.” Estos pronunciamientos son ofensivos a las sensibilidades judías cuando no se entiende la conexión que Jesús hacía con los eventos del Antiguo Testamento. Así como Dios les envió maná a sus padres para alimentarlos, Jesús es enviado por el Padre para darse como alimento y sustento espiritual. Comer de su cuerpo y beber de su sangre no es un canibalismo, sino el recibir verdaderamente con su cuerpo y su sangre la gracia donada por nosotros en el sacrificio en la cruz. Su cuerpo y su sangre nos van transformando, convirtiéndonos cada vez más a Él. También hoy debemos tener una fe como la de Pedro, quien responde ante la interrogante de Jesús “a quien iremos, tu tienes palabras de vida eterna.” ************** Nuestros otros canales de podcast aquí:https://vayanalmundo.org/red-de-podcasts-vayan-al-mundo/Nuestro canal de videos aquí: https://www.youtube.com/c/InstitutodeFormaciónVayanalMundo/ Toma uno de nuestros cursos, completamente gratis! https://vayanalmundo.org/https://vayanalmundo.org/courses/ Si sufres de alguna ansiedad o preocupación, debes saber que no estamos solos. Nosotros los cristianos católicos tenemos la carta de amor que son las Sagradas Escrituras que nos ha dejado nuestro Dios. A través de su Palabra y las enseñanzas de nuestra madre iglesia te comparto citas bíblicas, oraciones y reflexiones para ayudarte a que tu ansiedad se convierta en dicha y vivas tu vida en la plenitud que Dios desea. Después de todo, la postura del cristiano ante todo es de alegría, como nos enseñó san Pablo: “Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres” (Filipenses 4,4).Aprende a combatir la ansiedad con estrategias de fe con el libro “Líbranos de la Ansiedad” disponible por Amazon.https://www.amazon.com/dp/B071FJ8WDV ¡Bendiciones!
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    16 mins
  • Yo Soy el Pan del Cielo-19o Domingo Ordinario
    Aug 6 2024

    En el evangelio de este domingo, la Iglesia continúa ofreciéndonos para nuestra reflexión, la doctrina eucarística predicada por nuestro Señor Jesucristo en el evangelio de Juan, capítulo 6. Inicialmente en este pasaje, nos encontramos con la incredulidad de los judíos ante las palabra de Jesús “yo soy el pan bajado del cielo.” Para creer en estas palabras se requiere de una cierta apertura, se requiere de una buena medida de fe. Fe es precisamente lo que les falta a ellos, ya que su familiaridad con Jesús les impedía ver más allá de aquél a quien conocían. “¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos?” – se decían entre ellos. Bien lo dijo Jesús “nadie es profeta en su propia tierra.” Debemos de siempre profundizar nuestra fe y ver con ojos nuevos la presencia de Jesús en la Eucaristía. Que el Señor nos conceda siempre aumentar nuestra fe.

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    14 mins