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Con una cucharale arrancaba los ojos a los cocodrilosy golpeaba el trasero de los monos. Con una cuchara. Fuego de siempre dormía en los pedernales y los escarabajos borrachos de anísolvidaban el musgo de las aldeas. Aquel viejo cubierto de setasiba al sitio donde lloraban los negrosmientras crujía la cuchara del rey y llegaban los tanques de agua podrida.

Hace veinte años, en un campamento de verano, cuatro adolescentes se adentraron de noche en el bosque. Dos fueron hallados asesinados y a los otros dos no volvieron a verlos nunca más. Para cuatro familias la vida cambió para siempre. Dos décadas después, está a punto de cambiar otra vez. El luto de Paul Copeland, fiscal del condado de Essex, Nueva Jersey, por la muerte de su hermana apenas comienza a remitir.

Durante su estancia en Nueva York (entre 1929 y 1930), Federico García Lorca escribió "Poeta en Nueva York", su poemario más famoso. Lorca se sintió profundamente impresionado por la forma de vida de la sociedad norteamericana y desde que llegó a Nueva York empezó a sentir un odio creciente por el capitalismo y la industrialización de la sociedad moderna. Le parecía repulsivo el degradante trato que la mayoría blanca daba a la minoría negra.

En "Soledades, galerías y otros poemas" encontramos al Machado "misterioso y silencioso". Un Machado que elabora un modernismo íntimo que permitirá que sus poemas resistan bien la prueba del tiempo y los embates de las modas literarias. El audiolibro de Machado es un libro teñido de melancolía; con ello estamos descubriendo esa veta de romanticismo que nunca habrá de abandonar.

Hace cien años, en plena Gran Guerra, partió de Zürich un tren que hizo descarrillar el curso de la Historia. Stefan Zweiglo definió como un proyectil cargado de explosivos humanos y, yendo aún más lejos, Winston Churchill se refirió a uno de esos "explosivos" como el arma más terrorífica de todas las que Alemania había lanzado contra Rusia hasta entonces. Porque, en palabras del que fuera primer ministro británico, aquel tren transportaba "en un vagón sellado herméticamente, cual bacilo de la peste", nada menos que a Lenin.

Juan Augusto Suter, natural de Rynenberg, cerca de Basilea, de treinta años de edad. Tiene un gran interés en poner el vasto océano entre su persona y los tribunales europeos de justicia. Acusado de quiebra fraudulenta, de robo, de falsificación, ha abandonado a su esposa y a sus tres hijos menores. Sirviéndose de documentos falsos, se ha proporcionado en París algún dinero. Y ahora emprende el viaje, en busca de una nueva existencia.

(Goethe entre Karlsbad y Weimar, 5 de septiembre de 1823). Era el 5 de septiembre de 1823. Una silla de posta rodaba lentamente por la carretera que conduce de Karlsbad a Eger. La mañana aparecía envuelta en los primeros fríos otoñales, el viento azotaba con violencia los rastrojos y el cielo se extendía límpido hasta las lejanías del horizonte.

Nos hallamos en el siglo XX y ante un mundo que ya no tiene secretos, en el que no quedan tierras por descubrir ni mares por surcar. Países cuyos nombres, en la anterior generación, eran apenas conocidos, se encuentran hoy sojuzgados por Europa, sirviendo a sus necesidades. Los barcos se remontan, actualmente, hasta las fuentes del Nilo, que durante infinidad de tiempo se buscaron en vano. Las cataratas Victoria, que un europeo contempló por primera vez hace medio siglo; producen ahora energía eléctrica.

(Dostoievski, Petersburgo, Plaza Semenowsk, 22 de diciembre de 1849). El ruido de los sables, las voces de mando a lo largo de las casamatas, han turbado su sueño en medio de la noche. En lo desconocido pasan lúgubres y fantasmales sombras. Esas sombras le empujan por un camino estrecho, largo, inmensamente largo. Se oye el chirrido de un cerrojo. Se abre una puerta. Entonces puede vislumbrar el cielo, y un viento helado le abofetea el rostro. Aparece un carro, negro como el abismo. Y las sombras le empujan hacia aquel abismo.

En medio de los bailes, de los galanteos, de las intrigas y de las discusiones del Congreso de Viena, la noticia aterradora cae y estalla como una bala de cañón: Napoleón, el león prisionero, ha destrozado su jaula de Elba. Uno tras otro van llegando los mensajes: ha conquistado Lyón y ha expulsado al Rey; las tropas de fanáticas banderas corren a su encuentro; ya está en París, en las Tullerías. Han sido inútiles Leipzig y los veinte años de una guerra homicida.

Fiódor Dostoievski (1821-1881) escribió su obra maestra Crimen y castigo - que se publicó por primera vez en 1866 - después de haber pasado cuatro años de su vida en una prisión estatal en Siberia. Ingeniero de formación, inicialmente había sido condenado a muerte por conspiración contra el zar, tras ser detenido en una reunión del círculo Petrashevski, grupo intelectual socialista al que pertenecía.

Basado en hechos reales, esta magnífica novela de aventuras narra la historia de Jimmie Angel, el piloto norte americano, que sobrevolando las formaciones rocosas de la Gran Sabana en Venezuela, en búsqueda de una legendaria mina de oro, tuvo la suerte de ver una impresionante torre de agua cristalina que, desde la cima de una montana, se lanzaba al vacío, en una caída vertical de casi mil metros: el salto de agua ¡mas alto de la tierra!

El rancio abolengo de la tradición aristocrática británica, se enfrenta a su peor enemigo: una familia americana.....El gran fantasma de Canterville que había llevado durante más de 500 años una vida tranquila, aunque triste, se va a ver de repente enfrentado a la peor de las pesadillas que se podia imaginar: los Otis.El respeto al terror tradicional, provocado por los fantasmas medievales, el pánico generado por esos espíritus ancestrales.

Ingleses, holandeses y el sultán de Varauni se aliaron para arrebatar a Sandokán su familia y su reino. Desde entonces al mando de un puñado de valientes Sandokán se dedica recorrer las costas de Malasia ejerciendo de pirata contra el enemigo inglés. Mompracem es la isla que convirtió en su hogar y en del de sus hombres.

La vida de personas tan dispares como Rodrigo de Oliveira magnate de diamantes y caucho, Gilbert Stone, piloto norteamericano, 3 fugados de la cárcel de Iquitos, Susan Scott, periodista neoyorquina y Husiwe, jefe de una tribu yanomami, se van a entrecruzar en una de las selvas más grandes y salvajes del mundo: el Mato Groso.

Sixto es un joven celtíbero que fue entregado como rehén a los romanos siendo niño. Se ha criado en Roma y, ya adolescente, ha vuelto a su casa a la ciudad de Gémina, donde ahora se siente un extraño que no es bien recibido. sabe que tendrá que hacer algo para ganarse el respeto y el reconocimiento de los lugareños.

¿Existe realmente alguna prueba de la existencia de Jesús? Cecil, profesional dedicado a auditar proyectos humanitarios en las zonas de más pobreza del mundo se va a ver envuelto sin quererlo en una trama de tráfico de antigüedades. Su antiguo amor Azul Benjelaji que ahora es una experta en lenguas antiguas, va a ser la que le ayude a descubrir un secreto que ha permanecido oculto durante miles de años.

Estamos en el año 576 y Roma acaba de caer, pero hay un grupo de hombres que están dispuestos a intentar recuperar el poder del Imperio. Basilisco, funcionario imperial viaja hacia el norte de Hispania con la caballería pesada al mando de Mayorio en busca del apoyo de los terratenientes de la zona. Ambos sueñan con la restauración de Roma.

En esta novela el autor nos traslada al siglo sexto a. C. a la ciudad de Tartessos en el sur de la península ibérica, siendo su principal caudillo Argantonio, que tiene a su servicio multitud de mercenarios de distintos pueblos de la península. Entre estos mercenarios están Sembeles y su primo Alongis, que se enamora en una fiesta de Nefele, una bailarina y quiere comprársela a su amo, pero no tiene dinero para hacerlo. Unos mercenarios celtas al darse cuenta, le proponen que les ayude a encontrar la tumba de un rey, que está llena riquezas que repartirán con él.

Hace poco se ha cumplido el quinto centenario del descubrimiento de lo que se llamó en su día el mar del Sur, ni más ni menos que el océano más grande del mundo: el océano pacífico. Sin embargo no parece que nadie recuerde que el 25 de septiembre de 1513 un hidalgo extremeño fue el primer europeo que vio desde lo alto del cerro ese mayor océano del mundo , al que muchos historiadores llamaron “El lago español”.