Agradece a este podcast tantas horas de entretenimiento y disfruta de episodios exclusivos como éste. ¡Apóyale en iVoox! VIII En este episodio de La Llamada de la Luna, llevo a mis oyentes a un territorio profundamente inquietante: el mundo de los niños sobrenaturales, esas presencias que tanto desconciertan porque mezclan dos polos que deberían ser opuestos: la inocencia y el terror. Desapariciones, Apariciones, Visitante de Dormitorio, Asesinatos, Teorías, Historias o Leyendas… pero sobre todo, aunténtico terror y Misterio. Comienzo recordando que, en el programa anterior, abrimos por primera vez el expediente de los Niños de Ojos Negros, los famosos BEK, y que muchos se quedaron con ganas de saber más. Por eso, en este nuevo capítulo, cumplo mi promesa: ofrezco casos extra, especialmente perturbadores, y además amplío el viaje para explorar otras apariciones infantiles que, aunque no siempre se relacionen directamente con los BEK, comparten ese mismo tono imposible que desafía todo lo que creemos saber sobre el mundo real. Empiezo hablando de un incidente que, por sus circunstancias, sobresale incluso dentro de la literatura sobre este fenómeno: un encuentro con BEKs dentro de una base aérea de élite en California. Un lugar donde el miedo no debería existir y donde la vigilancia tecnológica haría imposible que alguien y mucho menos dos niños aparecieran sin ser detectados. Sin embargo, allí están: dos figuras infantiles que avanzan desde la oscuridad hacia el perímetro iluminado, incapaces de cruzar esa barrera de luz pero capaces de sembrar el caos en los sensores, cámaras térmicas y equipos militares. Relato cómo uno de los soldados, sintió peligro. Un instinto tan profundo que lo dejó marcado incluso después de que aquellas criaturas desaparecieran sin dejar rastro. Tras esta entrada contundente, paso a un caso raro: el de un hombre de Ohio que tuvo dos encuentros separados en el tiempo con los mismos niños de ojos negros. La mayoría de los testimonios cuentan encuentros puntuales, momentos fugaces que los testigos nunca más vuelven a experimentar. Pero aquí hablo de un fenómeno que se repite, que parece seguir a la víctima, que incluso acaba dirigiéndose a ella por su nombre, un nombre que nunca fue revelado ni mencionado. Este caso abre la puerta a otra interpretación del fenómeno: ¿y si estas entidades, más que aparecer al azar, escogen a sus testigos y los buscan deliberadamente? Luego amplío el tema con un relato encontrado en foros estadounidenses, donde una mujer recuerda un encuentro ocurrido en la zona rural de Appalachia. Su historia es ambigua: no afirma que fueran BEK, pero todo encaja salvo los ojos, que no recuerda. Describo cómo ella y su novio, aparcados junto al bosque, vieron a varios niños salir de la arboleda con unas misteriosas luces tenues. No hablaban, no reaccionaban, no actuaban como niños perdidos. Y, sobre todo, aparecían fuera de todo contexto posible. Es un caso que refuerza la idea de que estos encuentros no siempre siguen las reglas del mito: a veces se mezclan con otros fenómenos, otras edades, otras formas. Después, doy un giro radical, emocional y temático. Dejo atrás lo sobrenatural puro para adentrarme en un terreno devastador: los casos históricos de infanticidio y abandono infantil en la España rural de los siglos XIX y XX. Explico cómo miles de niños eran abandonados cada año, cómo su mortalidad superaba el 80% en algunos periodos, y cómo la pobreza, la vergüenza y la falta de recursos empujaron a muchas mujeres a decisiones terribles. Entre estos casos, narro uno de los más sobrecogedores: el Niño del Río Nora, hallado en Asturias en 1923. Un bebé arrojado al agua, cuyo crimen jamás se resolvió. El tono aquí cambia: ya no hablo de leyendas, sino de tragedias reales que explican por qué, en tantas zonas rurales, las historias de niños espectrales se transmitieron de generación en generación. Porque la muerte infantil fue una realidad cotidiana, traumática y desgarradora. Ademas esta historia, tiene detalles muy extraños. Y después de ese descenso a la historia más dura, ofrezco otro cambio de paisaje: viajamos a Chile, concretamente a la isla de Chiloé, un lugar donde las leyendas indígenas, la magia, la brujería y la naturaleza salvaje conviven como si formaran parte de la vida diaria. Relato el caso del niño José Alexis Salazar, de 8 años, que se perdió en el bosque durante ocho días en 2003. Cuando fue encontrado sucio, hambriento, deshidratado, pero vivo contó una historia increíble: durante ese tiempo, según él, fue cuidado por una pareja extraña. Describo cómo la policía jamás halló ninguna cueva, ninguna huella, ninguna evidencia de que alguien más hubiera estado allí, dónde él aseguro haber permanecido. Y cómo el relato del niño, sin fisuras, sin contradicciones, persistió durante años. En Chiloé, este caso se vinculó con la tradición de la Recta ...
Show More
Show Less