Juan de León Fandiño, el gallego que desató una guerra con Inglaterra por culpa de una oreja
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El 4 de julio de 1776, los representantes de las 13 colonias británicas en Norteamérica firmaban la Declaración de Independencia, un documento que reconocía a Estados Unidos como nación. Pero 83 años después, todavía existían algunas zonas fronterizas donde los límites no estaban del todo claros. Uno de estos puntos conflictivos se encontraba frente a Vancouver, en un pequeño archipiélago que ambas naciones consideraban suyo. En 1859, soldados británicos tomaron las islas para usarlas como rancho de ovejas y poco después un grupo de colonos estadounidenses también se instalaron allí. El 15 de junio, uno de los colonos mató a un cerdo de los británicos, lo que acabó provocando que solicitaran protección militar ante el temor a la venganza inglesa. El 10 de agosto de 1859, 461 estadounidenses con 14 cañones se atrincheraron sitiados por cinco buques de guerra británicos con más de 2.000 hombres. Y aunque el gobernador británico dio la orden de asaltar la isla, fue desobedecida por el almirante de la flota, asegurando que sería estúpido que dos grandes naciones comenzasen una guerra por un maldito cerdo. A lo largo de la historia encontramos multitud de estúpidos y ridículos motivos por los que las guerras se inician, pero quizá uno de los más idiotas fue el que inició la conocida como Guerra del Asiento: una oreja cortada por un gallego a un indeseable y despreciable contrabandista.