En este mensaje hablamos de cómo la llegada de Jesús cambia nuestras vidas, siendo un ejemplo nuestra identidad.

Ahora la invitación es a responder y vivir confiando en lo que Dios hizo y en quién Dios es.

Jesús llegó en el tiempo perfecto y cumplió el plan perfecto de Dios para rescatar lo que se había perdido.

En este mensaje vimos que Su llegada no solo cambió la historia, sino que transforma vidas, haciéndonos de perdidos a encontrados, y de invitados a hijos.

La pregunta ahora es: ¿qué lugar ocupa Jesús en tu vida hoy?

Hoy vimos que la fe que salva se demuestra con acciones y que un simple “sí” a lo que Dios nos pide puede activar algo sobrenatural.

Sal con la decisión de mostrar dignidad y compasión. Ora y comparte una comida y deja que Dios te use a través de tu ‘sí’.

Recuerda que Jesús no quiere fans: quiere personas que lo sigan en serio y vivan una relación verdadera con Él.

Hoy vimos que tu manera de vivir revela quién es Jesús para ti y que Él no busca un “cristiano normal”, sino un discípulo que se niegue a sí mismo y lo siga.

Que esta palabra te lleve a decidir si Jesús es todo o es nada en tu vida.

Gracias por acompañarnos en este mensaje donde recordamos que ser discípulos es parte de nuestra identidad y que estamos llamados a hacer discípulos también.

Hoy vimos cómo el crecimiento espiritual sucede en comunidad, siguiendo a Jesus, y cómo Jesús nos envió a “ir y hacer discípulos”. Mi deseo es que esta enseñanza te motive a dar un paso esta semana: orar por alguien, acercarte a alguien y caminar con alguien.

La verdadera multiplicación no se mide por números, sino por vidas transformadas. En este mensaje exploramos cómo el cambio que Dios produce en nosotros puede convertirse en un agente de transformación para otros.

Descubrimos que el discipulado no se trata solo de compartir información, sino de vivir una fe que impacta y multiplica corazones. Porque el fruto del discipulado es transformación, no solo conocimiento.

En este mensaje reflexionamos sobre cómo Jesús nos enseñó que el discipulado no se trata solo de palabras, sino de vida compartida.

Aprenderás que hacer discípulos significa dar ejemplo, invertir tiempo y construir relaciones reales — tal como lo hizo nuestro Señor.

Discipular no es un programa, es caminar junto a otros para que vean a Cristo a través de ti.

Ser discípulo no termina en seguir a Jesús; comienza cuando llevas a otros a seguirlo también.

Escucha este sermón y descubre cómo tu vida puede ser el canal por el cual otros conozcan a Jesús.