Ser discípulo no termina en seguir a Jesús; comienza cuando llevas a otros a seguirlo también.

Escucha este sermón y descubre cómo tu vida puede ser el canal por el cual otros conozcan a Jesús.

Todos hacemos planes… pero no todos nuestros planes funcionan. A veces lo que llamamos “fracaso” es en realidad el escenario donde Dios está cumpliendo su propósito.

En este mensaje hablaremos de lo que sucede cuando nuestros planes se hunden, pero el de Dios permanece firme.

Descubre, junto a la historia de José y el naufragio de Pablo en Malta, que los desvíos, los retrasos y los fracasos no son el final, son parte del plan divino.

Porque cuando confías más en Dios que en tus planes, incluso el naufragio puede convertirse en tu destino.

En este mensaje hablamos sobre la realidad de la tentación y cómo Dios desea que vivamos en victoria sobre ella.

Aprendemos que la tentación no proviene de Dios, sino del enemigo y nuestros propios deseos, y que la única forma de resistir al enemigo es aferrándonos a la Palabra de Dios.

Así como Jesús venció en el desierto con la Escritura, tú también puedes vencer cada día si haces de Su Palabra tu defensa y tu guía.

Nosotros no somos perfectos, ni David lo fue. Entonces, ¿cómo es que fue llamado un hombre conforme al corazón de Dios?

En este mensaje exploramos la postura de David ante Dios — su humildad, arrepentimiento, y obediencia. Veamos juntos qué fue lo que realmente distinguió a David, y cómo también nosotros podemos tener un corazón conforme al de Dios.

La vida cristiana no fue diseñada para vivirse en soledad. Cuando llegan las pruebas, necesitamos hermanos que nos respalden, nos animen y nos recuerden que no estamos solos.

En este mensaje hablamos de cómo Dios nos llama a cuidarnos, interceder y caminar juntos, porque en el Reino nadie pelea aislado: ¡todos necesitamos cobertura!

En este mensaje descubrimos que el perdón no es una opción secundaria, sino una decisión que trae libertad. A través del ejemplo de David y Saúl, aprendemos que el perdón reconoce que la justicia pertenece a Dios, se demuestra con acciones y libera nuestro corazón de la amargura.

Cuando soltamos el deseo de venganza y confiamos en Dios, abrimos la puerta a la sanidad y a las bendiciones que Él tiene para nosotros.

Todos enfrentamos gigantes: miedo, dudas, heridas, limitaciones… pero la historia de David y Goliat nos recuerda que no ganamos por nuestra fuerza, sino por confiar en un Dios más grande que cualquier batalla.

La única forma de cultivar una fe y una confianza en Dios que venza gigantes es en la intimidad con Él.

En este mensaje hablamos de la historia de David y Goliat para recordar que la victoria no viene de nuestra capacidad, sino de una fe auténtica en un Dios más grande que cualquier gigante.

Descubriremos que el miedo paraliza, pero la fe avanza; que Dios aprovecha cada proceso para formarnos; y que al final, la batalla no es nuestra, sino de Él.