En este mensaje hablamos de la historia de David y Goliat para recordar que la victoria no viene de nuestra capacidad, sino de una fe auténtica en un Dios más grande que cualquier gigante.

Descubriremos que el miedo paraliza, pero la fe avanza; que Dios aprovecha cada proceso para formarnos; y que al final, la batalla no es nuestra, sino de Él.

Las apariencias engañan, pero Dios mira más allá de lo externo.

En este mensaje descubrimos, a través de la vida de David, que lo que más le importa a Dios no es tu capacidad, sino tu corazón.

Seguir a Jesús no es solo una decisión, es un estilo de vida. Significa morir al yo cada día para que Cristo viva en nosotros. En este mensaje reflexionamos sobre lo que implica dejar nuestro orgullo, egoísmo y comodidad para producir verdadero fruto del Espíritu.

Descubre cómo el llamado de Jesús a seguirle transforma nuestra vida desde adentro y nos lleva a caminar en Su voluntad.

A veces nos sentimos como mendigos de esperanza, sentados al borde del camino, esperando algo más.

La voz de Jesús nos levanta y nos recuerda que Él no solo sana lo externo, sino que también abre nuestra visión espiritual para caminar en un nuevo propósito.

En un mundo donde lo “normal” es hacer lo que queremos, obedecer a Dios se vuelve algo “anormal”.

En este mensaje hablamos sobre el valor de ser diferentes, de decir sí a Dios aunque no entendamos todo, y cómo esa obediencia nos lleva a una vida verdadera, libre y llena de propósito.

¿Estás listo para ser “anormal” y seguir a Dios de verdad?

En este mensaje exploramos cómo la fe verdadera no solo cambia tu forma de pensar, sino tu manera de vivir.

Descubrirás que la fe madura transforma tu identidad, y que solo una fe probada te lleva a caminar en lo imposible.

En este mensaje hablamos de algo que todos creemos tener, pero no siempre mostramos: la bondad y la benignidad.

Usamos la historia de Dorcas, una mujer que no se quedó con las ganas de ayudar, sino que puso manos a la obra. Porque ser buena persona no cambia al mundo, hacer el bien, sí. La fe obra…o no es Fe.

La paciencia no es solo esperar, es como esperamos, es amar como Cristo, tener gracia con los demás y dejar que Dios forme nuestro carácter. En este mensaje hablamos de cómo la paciencia revela tu amor, tu madurez y cuánto has crecido en Jesús.