Exposición de 1 Corintios 15:8–11. Pablo compartió su experiencia personal con el Cristo resucitado, mostrando que la resurrección no solo era una verdad histórica, sino una realidad transformadora en su propia vida. Este sermón destaca cómo la gracia de Dios convirtió a un perseguidor en apóstol, y cómo esa misma gracia lo sostuvo para trabajar con fidelidad. La resurrección se evidenció no solo en testigos externos, sino en una vida radicalmente cambiada para la gloria de Dios

Exposición de 1 Corintios 15:3–8. Pablo recordó a la iglesia que el mensaje de la resurrección no nació de tradición humana, sino que fue revelado por Dios y confirmado por testigos reales. Este sermón muestra cómo Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, resucitó al tercer día y se manifestó a muchos, estableciendo un fundamento firme e innegociable para nuestra fe. La resurrección no fue un mito, sino un hecho divino, histórico y comprobado.

Exposición de 1 Corintios 15:1–2. Pablo recordó a los creyentes en Corinto el evangelio que ya habían recibido, afirmando que no necesitaba ser ajustado ni actualizado. Este sermón muestra cómo la resurrección de Cristo era el fundamento que los había salvado, en el cual estaban firmes y por el cual serían preservados. Un llamado a no tocar, modificar ni suavizar el evangelio apostólico, porque sólo el evangelio tal como fue entregado tiene poder para salvar

Exposición de 1 Corintios 14:36–40. Pablo cerró su corrección sobre el desorden en la iglesia recordando que el culto debía reflejar el carácter de Dios: autoridad, obediencia a la Palabra y orden. Este sermón muestra cómo la congregación en Corinto estaba tentada a imponer sus propias prácticas espirituales, y cómo el apóstol afirmó que todo debía hacerse decentemente y en orden. Un llamado claro a someter nuestra adoración a la autoridad de Cristo y a la belleza del orden que honra a Dios.

Exposición de 1 Corintios 1:18–21. Pablo enseñó que el mensaje de la cruz humillaba la sabiduría humana y dejaba en evidencia la inutilidad del orgullo intelectual que había dividido a la iglesia de Corinto. Este sermón muestra cómo Dios escogió salvar por medio de una proclamación que el mundo consideraba locura, para destruir la jactancia y llevar a su pueblo a la verdadera unidad que nace únicamente del evangelio.

Exposición de 1 Corintios 14:34–35. Pablo ordena que las mujeres guarden silencio en las iglesias, un mandato dirigido originalmente a la congregación de Corinto en su contexto histórico, pero cuyo principio sigue vigente hoy. Este sermón explica cómo ese silencio en las asambleas y reuniones públicas refleja el orden, la sujeción y el respeto al diseño divino establecido por Dios para la adoración y el funcionamiento del cuerpo de Cristo

Exposición de 1 Corintios 14:26–33. Pablo enseña que el orden en el culto no es una opción, sino un reflejo del carácter de Dios. Cada participación en la adoración debe buscar la edificación y manifestar la naturaleza divina de orden, paz y claridad. Este sermón nos recuerda que un culto desordenado no representa al Dios de paz, sino que distorsiona Su gloria ante la iglesia y el mundo.

Exposición de 1 Corintios 14:20–25. Pablo corrige la idea de que las lenguas hayan sido una señal de aprobación divina. En realidad, cuando en la iglesia en esa época se usaban sin interpretación, se convertían en señal de juicio para los incrédulos y de confusión para la iglesia. Este sermón muestra que la verdadera evidencia del obrar de Dios no está en lo espectacular, sino en la claridad del evangelio que conduce al arrepentimiento y a la adoración genuina