Hoy continuamos nuestra serie sobre las parábolas de Jesús con una enseñanza breve, silenciosa… pero profundamente transformadora: la parábola de la levadura.

En apenas una línea, Jesús nos muestra cómo opera el Reino de Dios: en lo oculto, en lo profundo, en lo interno… hasta transformar la totalidad de la vida.

Permíteme comenzar preguntándote:

¿Qué tan profundamente está penetrando la Palabra de Dios en tu vida?

Porque el Reino no solo quiere tocar la superficie,

sino entrar, transformar, y cambiar todo desde dentro.

Así como la levadura no decora la masa… sino que la transforma completamente.

Continuamos con nuestra serie especial sobre las parábolas de Jesús, y hoy nos detenemos en una de las imágenes más sencillas y a la vez más poderosas que Cristo enseñó: la parábola del grano de mostaza.

Un mensaje pequeño… como una semilla.

Pero con un impacto inmenso… como un árbol que da sombra, refugio y vida.

Jesús usa esta imagen para enseñarnos cómo opera el Reino de Dios: silencioso, humilde, imperceptible al principio, pero imparable en su crecimiento.

Esta parábola nos recuerda algo que a veces olvidamos: "No todo lo que parece trigo… es trigo".

Y "No todo lo que crece junto al Reino… pertenece al Reino".

Jesús nos habla con claridad, no para asustarnos, sino para despertar nuestros sentidos espirituales y afirmarnos en la verdad.

En un mundo lleno de imitaciones espirituales, religiosidad vacía, apariencias de piedad y engaños sutiles, esta parábola nos invita a mirar la realidad espiritual con ojos abiertos.

Porque no todas las plantas del campo son trigo Y no todas las voces que suenan religiosas provienen del Señor.