El panorama económico actual revela un México en fase de desaceleración, mientras Estados Unidos muestra perspectivas de crecimiento. Esta aparente contradicción crea un escenario fascinante lleno de oportunidades para inversores estratégicos.

Los indicadores económicos no mienten: el INEGI confirma que la economía mexicana está en plena desaceleración con ambos indicadores cíclicos (coincidente y adelantado) mostrando números negativos. Sumado a esto, presenciamos una histórica caída del 12% en remesas durante abril, alcanzando apenas los 4 mil millones de dólares. Estas tendencias alertan sobre un posible crecimiento negativo para México este año.

Sin embargo, cada crisis esconde oportunidades extraordinarias. Como comparto con mis seguidores más cercanos, este es precisamente el momento para considerar inversiones inmobiliarias inteligentes y asumir deudas productivas. "A río revuelto, ganancia de pescadores" —este viejo refrán nunca ha sido tan relevante como ahora. El mercado automotriz mexicano ya muestra señales positivas, rompiendo récords de venta que no se veían desde 2017, con marcas tradicionales liderando pero con competidores chinos ganando terreno rápidamente.

Mientras tanto, el dólar estadounidense enfrenta su propia crisis, perdiendo casi un 9% de su valor en lo que va del año. Un dato impactante: Estados Unidos acumuló en apenas cuatro años la misma cantidad de deuda (12 trillones de dólares) que tardó 220 años en acumular anteriormente. Esta debilidad del dólar, combinada con la continuidad probable del T-MEC, ofrece un refugio para la economía mexicana a pesar de las amenazas de aranceles.

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Un momento decisivo en la economía mexicana: la reforma judicial y sus consecuencias para todos

Las recientes elecciones judiciales en México han creado un punto de inflexión económico que afectará a cada ciudadano. Este giro histórico —que convierte a México en el único país del mundo donde jueces, magistrados y ministros son elegidos por voto popular— va mucho más allá de una simple reforma institucional.

Detrás de lo que algunos celebran como un avance democrático, se esconde una preocupante realidad económica. La pérdida de autonomía del poder judicial erosiona la confianza de inversionistas justo cuando México debería estar aprovechando la oportunidad del nearshoring por la guerra comercial entre EE.UU. y China. Los datos son contundentes: mientras la Reserva Federal de Atlanta eleva las proyecciones de crecimiento estadounidense a 4.6%, el Banco de México ha recortado su pronóstico a un alarmante 0.1%, y los indicadores sugieren que podríamos ya estar entrando en una recesión.

Lo más revelador es el colapso de la inversión extranjera directa nueva, que ha caído a mínimos históricos de aproximadamente 3 mil millones de dólares, menos del 10% del total de inversión extranjera del año anterior. Este dato refleja la creciente desconfianza ante un sistema donde la protección jurídica de capitales se vuelve cada vez más incierta. Sin un poder judicial verdaderamente independiente, ¿quién protegerá a empresas e individuos de posibles arbitrariedades gubernamentales?

Frente a este escenario, propongo lo que llamo "autodefensa financiera": generar múltiples fuentes de ingreso, invertir inteligentemente y emprender incluso en entornos adversos. Aunque los tiempos que vienen serán desafiantes, la educación financiera y la diversificación inteligente de activos serán herramientas clave para navegar esta nueva realidad económica.

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¿Qué está pasando realmente con la economía mexicana? El panorama es desalentador según los últimos datos del Banco de México, que ha recortado drásticamente su pronóstico de crecimiento para 2025 de 0.6% a un escaso 0.1%. Como economista, observo con preocupación cómo la institución parece estar desviándose de su mandato constitucional de proteger el poder adquisitivo del peso, favoreciendo políticas que podrían aumentar la inflación a cambio de un débil estímulo económico.

Los números no mienten: el PIB per cápita ha caído 0.7% en pesos y 10.5% en dólares desde el primer trimestre de 2019. La cruda realidad es que el mexicano promedio es más pobre ahora que hace seis años. Cuando comparamos con el primer trimestre de 2018, cuando alcanzamos el punto más alto con 193,190 pesos per cápita, la caída es aún más alarmante. Mientras las autoridades mantienen un optimismo poco fundamentado, los ciudadanos enfrentamos la disminución constante de nuestro poder adquisitivo.

Pero no todo está perdido. Aunque poco podemos hacer para cambiar las decisiones macroeconómicas del gobierno, sí está en nuestras manos implementar estrategias de "autodefensa financiera".

¿Convienen los PPR? Los planes personales de retiro, si bien ofrecen ventajas fiscales, pueden no ser la mejor opción para quienes ya tienen el hábito del ahorro. Estos planes sacrifican liquidez y funcionan similar a una deuda, mientras que la inversión directa elimina intermediarios, ofrece mayor control y potencialmente mejores rendimientos. La clave está en diversificar, evitar mantener ahorros exclusivamente en pesos y educarse financieramente para navegar estos tiempos inciertos.

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